Los juegos recreativos ayudan al desarrollo del cerebro de los niños

06 de Febrero, 2020

Los juegos recreativos ayudan al desarrollo del cerebro de los niños

El juego es, sin duda, un estimulante de la concentración y la atención de los niños. A través de él es posible mejorar su proceso de aprendizaje.

¿Puedo ayudar a que el cerebro de mi hijo crezca sano? ¿Puedo influir en su correcto desarrollo? ¿Puedo prepararle para un aprendizaje exitoso, pero sobre todo gustoso? ¡La respuesta es SÍ! Podemos ayudar a nuestro hijo a desarrollar una inteligencia para toda la vida y, sobre todo, podemos disfrutar mucho durante el proceso.

El desarrollo del cerebro es complejo y dinámico, se produce desde que el bebé está en el vientre de la madre y no cesa durante toda la vida. Esto es gracias a la plasticidad neuronal. Lo que experimentemos va a tener un impacto en nuestro cerebro, que llega a cambiar no sólo las funciones cerebrales sino la propia arquitectura del órgano.

Es por eso que sabemos que lo que experimenten los niños, la estimulación la que les expongamos, favorecerá la creación de determinadas conexiones cerebrales. La repetición de dicha estimulación, a su vez, será clave para que quede retenido e interiorizado.

Debemos recordar que esta estimulación no se trata de horas adicionales de aprendizaje formal: tareas, actividades extraescolares o deberes extras...todo lo contrario. El cerebro del niño está programado para desarrollarse y empaparse de aprendizajes nuevos mediante el juego... ¡Mucho más apetecible y divertido!

El juego es algo que pueden hacer solos los niños, pero también lo podemos compartir toda la familia, siendo además una buena manera de disfrutar de tiempo juntos, fomentando la unión entre todos y ayudando al apego.

Motricidad gruesa e Inteligencia cinestésica


Los juegos que nunca pueden faltar son los motores. El desarrollo motor es el primero que se produce en el bebé. Durante el primer año de vida, el niño pasará de estar tumbado a -después de 12 meses aproximadamente- ponerse de pie y desplazarse por sí solo. La reproducción de todos los movimientos que realiza el niño para conseguir este hito, pueden producirse posteriormente, porque provocan una estimulación muy potente en todo el Sistema Nervioso, unificando muchas funciones cerebrales. El primer juego es la lucha de soldados: en el suelo, empujándonos con los pies y ayudándonos con las manos, los niños deben avanzar como los soldados. Otro juego importante es los gatitos: es simular el gateo, a través de carreras de gateo o jugando a los gatos, combinado esta vez con juego simbólico.

Otro juego, la carretilla: un niño se pone en posición 'carretilla' mientras el otro, desde los pies, le ayuda a aguantar el cuerpo. Se pueden hacer carreras o ver quién hace el recorrido más largo. Este juego ayuda al tono muscular y fortalecimiento de los miembros superiores. Las croquetas es otra opción: pedir a los niños que rueden hacia los dos lados. Les ayuda a mejorar el equilibrio y a integrar las vías sensoriales de ambas partes del cuerpo.

El equilibrio es fundamental para el buen desarrollo del Sistema Vestibular, situado dentro del oído interno. Tiene un papel relevante en la audición y mucho impacto sobre la visión. Es el órgano sensorial del equilibrio y con enorme impacto en el aprendizaje. Es por eso que colocar en casa un columpio siempre es una buena idea. Lo mejor es que sea un columpio que se pueda mover de adelante a atrás, de derecha a izquierda y gire sobre sí mismo. Las volteretas también son una buena forma de ayudar a estimular el equilibrio.

La coordinación es otro de los aspectos importantes de la inteligencia cinestética por eso los juegos de palmas-palmitas, donde se debe seguir una secuencia utilizando las manos y el cuerpo, es fundamental para poner en activo muchas partes del cerebro involucrados en el aprendizaje a la vez.

Motricidad fina


No nos podemos olvidar de la motricidad fina, importante para el desarrollo de la escritura. Hacer manualidades, actividades donde tengamos que recortar, pintar, pegar, coser, unir ayuda al cerebro a desarrollar la coordinación ojo-mano y sobre todo a impulsar la creatividad. El uso de distintas texturas y materiales nos ayudarán también a dar experiencias sensoriales y que estimulen el tacto: plastilina, papel, ceras, purpurina, terciopelo, arcilla, arena o pintura, son algunos de los materiales que podemos utilizar.

Juegos populares como las canicas, las tabas, los tazos o los cromos son otra buena opción donde estas habilidades se ponen en marcha.

Audición y lenguaje


Preparar la audición es la antesala para preparar el lenguaje. En nuestra casa la música debe sonar desde que llega un bebé. Podemos poner desde música clásica a canciones infantiles. Debemos perder el miedo a cantar a nuestros hijos. Mediante la música se toma conciencia del ritmo, de la entonación, se aprenden las rimas y el uso del lenguaje. Se toma conciencia de la estructura de las frases y por supuesto se aprende vocabulario.

La música invita también a bailar, llevar el ritmo al cuerpo y que todo el cerebro procese e integre esa información.

La música clásica, por otro lado, es muy rica en frecuencias bajas que estimulan otra parte de la corteza auditiva. Es bueno para el aprendizaje de idiomas.

Las poesía son otra forma de aprender el lenguaje: podemos aprenderlas e interpretarlas. También podemos crear nuestras propias poesías, pensando qué mensaje queremos transmitir, buscando palabras que riman y usando el lenguaje de una manera no puramente académica sino también artística.

Cognición: razonamiento


Los juegos de mesa siempre son una buena opción para poner en práctica las habilidades de razonamiento. Mediante muchos de estos juegos, los niños deben desarrollar estrategias dirigidas a un fin concreto, y deben a su vez ser flexibles para ajustar sus acciones y adaptarse a la dinámica.

Además, los juegos de mesa ayudan a desarrollar la cooperación entre los miembros de un equipo o la competitividad sana. Asimismo, los niños experimentaran los sentimientos de ganar y perder, lo que ayuda a la gestión de las emociones y la tolerancia a la frustración.

 
Una muy buena opción son los juegos de cartas y, entre ellos, juegos populares como la escoba, el cuadrado, el burro o el rápido nos permitirán trabajar todos los aspectos citados y sobre todo, pasar un buen rato.

Creatividad


La creatividad es una habilidad importantísima a fomentar. Es lo que nos permite resolver problemas dando soluciones nunca antes realizadas, es uno de los objetivos más profundos del aprendizaje, no sólo reproducir algo en concreto sino tener la capacidad de hacer las cosas por ti mismo.

Es por eso que muchas veces no hacer juegos cerrados, con normas preestablecidas y con un objetivo concreto son necesarios. Los niños deben contar con materiales y herramientas que estén destinadas a crear. Los materiales que utilizamos para la motricidad fina son muchas de las cosas que nos pueden ayudar. 

Es importante que los niños no dispongan de grandes cantidades de juguetes, porque cuando algo nos falta es cuando vemos la necesidad de crearlo. Se pueden construir cabañas, cocinas o barcos de vela. Podemos crear artilugios mágicos con diferentes funciones. Podemos representar para qué sirve cada cosa y crear universos paralelos, donde la creatividad se una con la imaginación.

Todo ello ayuda al pensamiento abstracto, a la capacidad de recrear espacios, lugares y objetos que no están presentes, una habilidad desarrollada en el ser humano y que comienza en los niños con el juego.

De muchas maneras sencillas estamos realizando un impacto en el cerebro de los niños, en definitiva, en la vida de los niños. Lo más importante es que todo el proceso sea divertido, que tanto los niños como los padres se diviertan en el camino. Y por ende, que toda la familia disfrute y se divierta también influye en que ese cerebro crezca sano y feliz.

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